sábado, 30 de enero de 2016

LA HISTORIA DEL BUS DE LA SALSA:

En toda actividad laboral me decía mi madre: Hay que ponerle amor y el amor que le ponen Hugo y Mauricio es musical acompañado de buen servicio.
La Música en general solo trae alegrías, compartirla eso es lo que realmente hace grande a un ser humano.
Compartir su gusto musical, sin restricciones, Se puede hacer diferencia en cualquier oficio.
Este es su historia:
Por 1.450 pesos, los pasajeros de la buseta que maneja Hugo García junto a su acompañante, Mauricio Mantilla, más que el pago de un pasaje, obtienen un concierto de música durante el viaje.
Con lo primero que se encuentran al subir al vehículo de servicio público es con un ‘tapete’ de carátulas de discos, todos de colección. Aquí no hay cabida para la tristeza. La conducción prudente y la música acompañan todos los días a estos guerreros del camino en su ruta, que va de San Diego, en el centro, hasta Fontibón, la misma que puede durar dos horas o 40 canciones de tres minutos cada una.
“En la cabina del carro diariamente cargamos tres o cuatro carátulas de los discos siempre diferentes. La gente se acerca y pide que se los dejemos ver, para ellos son una novedad. Es un estilo de vida que tenemos hace más de 20 años”, asegura Hugo, mientras conduce por la calle 26 abajo de la carrera 68.
“Grabamos en memorias USB y en CD los discos que tenemos guardados en la casa para poder ponerlos en el equipo del carro. La gente que se monta a la buseta ya nos conoce y se siente a gusto con nosotros”, manifiesta Mantilla, encargado de recibir el dinero de los pasajes y de estar pendiente del mantenimiento del vehículo.
“Desde hace siete años le colaboro a Hugo en el trabajo. Así a él le rinde manejar y se concentra en su oficio”, agrega Mantilla, quien, orgulloso, muestra uno de los últimos discos que ha adquirido para su colección. Es el de Eddie Lebrón, oriundo de Puerto Rico y gran exponente de la salsa dura que sonó en los años 70.
Primer ‘long play’
Hugo es padre de dos hijos. La mayor tiene 19 años y estudia segundo semestre de Comunicación Social. La otra tiene 9 años y está a punto de ingresar al bachillerato. “Han sido muchos años detrás del volante. Hoy en día nos turnamos con otro conductor para manejar. Así el estrés baja un poco y hay más tiempo para compartir con la familia”, dice Hugo, mostrando con satisfacción parte de la colección que en esos años ha logrado recopilar del cantante Rodolfo Aicardi, el mismo de la agrupación Los Hispanos.
“El primer long play que compré fue en 1986 con mi primer sueldo, era de La Sonora Matancera. Aún lo conservo. Creo que me costó 100 pesos. Hoy no tiene valor comercial, solo sentimental”, puntualiza el conductor, al instante que le sube un poco a la música para amenizar el viaje que ya lleva cerca de 45 minutos.
Por su parte, Mantilla también alardea de su compilación y asegura que le han llegado a ofrecer hasta un millón de pesos por un disco. “No soy comerciante de vinilos. Algunos hoy compran los discos para chicanear con ellos.
Nosotros los tenemos es para compartirlos con la gente”, cuenta el hombre que también hace parte de los organizadores y creadores del encuentro de melómanos y coleccionistas en acetato que se celebra cada año en el marco de Salsa al Parque.
“Esto de coleccionar es una manía muy bella. He alcanzado a tener más de 7.000, pero los he ido vendiendo. Hoy, entre Hugo y yo podríamos sumar cerca de 6.000 long plays”, asegura Mantilla, posando con dos acetatos, uno de ellos del pianista Charlie Palmieri.
“Grabamos CD y se los regalamos a los amigos y a clientes especiales. Mi casa está llena de música, es una manera de estar siempre positivo. Dentro de mis joyas musicales está el CD de Joe Acosta, que tiene un bonus track que no lo trae el LP. El disco en vinilo vale mucho dinero y es difícil de conseguir”, describe Hugo, mientras parquea la buseta en Fontibón luego de terminar las dos horas de viaje.
JOHN CERÓN

viernes, 29 de enero de 2016

LA HISTORIA DEL CABALLO PELOTERO Y EL NEGRO BEMBÓN...

LA HISTORIA DEL CABALLO PELOTERO Y EL NEGRO BEMBÓN...
Queridos amigos: Siempre he pensado que la historia de la música latinoamericana es como un gigantesco rompe cabeza de miles de piezas, en el que cada cual, tiene piezas que otros no tenemos, por ejemplo, yo no sabía la anécdota del caballo pelotero...y la del negro Bembón
Generalmente los compositores trabajan solamente pocos géneros, aquellos populares en su mejor época: Pero Bobby comenzó escribiendo muy joven, boleros y canciones de estilo clásico, siguió después componiendo sones, guarachas, aguinaldos, y cuando llegaron el mambo y después el chachachá, también los hizo, y lo propio con la balada, la salsa, etc....
Así va la cosa:
De hecho, hace más de medio siglo, un jibarito de Coamo de nombre Félix Manuel Rodríguez Capó -quien luego cobró renombre internacional al adoptar el nombre artístico Bobby Capó- mencionó
a los Mulos del Bronx en uno de los temas más recordados de la cultura popular boricua: El Caballo Pelotero.
Grabado y popularizado por otra institución puertorriqueña, El Gran Combo, el tema de Capó relata la historia de un equino bayo que jugaba béisbol, y cómo los Yankees, que perdían 3-0 ante el Chicago en las postrimerías de un partido, colocan al caballo en la caja de bateo con las bases llenas.
“Y la bola se va y se va y se va y se va...”
El tono humorístico de la historia relata que tras el cuadrangular del caballo todos los corredores anotan pero el animal se queda plantado frente al ‘home plate’ y, ante los gritos del dirigente para que corriera y marcara lo que sería la carrera triunfal, el animal replica: “si yo corriera, estaría en el hipódromo”.
“Es curioso, pero eso salió de un chiste que le hizo Yoyo Boing a mi padre en Nueva York. Mi
papá utilizó el chiste como ‘pie forzado’ para escribir la canción y fueron varias las que
escribió así”, recordó la cantante Jackeline Capó, hija del fenecido compositor.
Esta relató que el béisbol llegó a Capó mediante el matrimonio, ya que la familia de su primera esposa, Irma Nydia Vázquez, era una en que “el béisbol era desayuno, almuerzo y cena”.
Incluso, Jackeline resaltó que su abuelo materno, Pedro Vázquez, fue cronista deportivo y luego escucha para los Medias Rojas de Boston.
Un chiste de Yoyo Boing
El comediante, locutor y animador Yoyo Boing, cuyo nombre de pila es Luis Antonio Rivera, recordó que para la época, que situó a fines de la década de los 50, Paquito Cordero y él presentaban en el Teatro Puerto Rico, del Bronx neoyorquino, un espectáculo en el que realizaban una rutina de chistes, en medio de una histórica época de emigración puertorriqueña a la Gran Manzana.
“Y el caballo pelotero era parte de esa rutina, al igual que el negro bembón. Eran chistes viejos que yo le decía a Paquito (Cordero)”, rememoró el humacaeño. “Una noche, Bobby estaba viendo el show, y cuando terminó, Paquito, Bobby, Tommy Muñiz y yo nos fuimos a una cafetería a la que siempre íbamos y que estaba cerca del hotel en Manhattan. Eran como las 11:00 p.m. ya y Bobby me dice: ‘Caramba...esos chistes que tú haces...hay dos que me gustan: el del
negro bembón y el del caballo pelotero. Le voy a poner música a eso”.
Dicho y hecho.
Según Boing, al entrar a la cafetería, el robusto talento de Capó despertó y allí mismo comenzó a tararear la melodía y a escribir la letra junto con algunos acordes, todo sobre
servilletas, con las cuales luego llegó a Puerto Rico para completar el trabajo elaborando las partituras.
Trabajó las dos canciones -El Caballo Pelotero y El Negro Bembón- y luego buscó a quién ofrecérselas para que las grabara.
“El Negro Bembón se la llevó a Cortijo y su Combo, y el Caballo Pelotero la hizo El Gran Combo, y fueron éxitos grandísimos. Quién diría que dos chistes serían éxitos tan grandes que aún hoy la gente los recuerda”, expresó Boing, quien es un gran aficionado del béisbol.
El negro bembón
(Bobby Capó)
Mataron al negro Bembón
y hoy se llora noche y día
porque al negrito Bembón
todo el mundo lo quería.
Y llegó la policía
y arrestaron al matón
y a un negrito policía,
que también era Bembón,
le tocó la mala suerte
de hacer la investigación.
¿Y saben la pregunta que le hizo al matón?
A ver, diga usted, ¿por qué lo mató?
¿Y saben la respuesta que le dio el matón?
¡Yo lo maté por ser tan Bembón!
El guardia escondió la Bemba y le dijo:
Esa no es razón
Esa no es razón
Yo lo maté por ser tan Bembón,
dijo el matón.
Esa no es razón.
Huye que huye matón,
huye matón, huye.
Esa no es razón.
Me voy.
Esa no es razón.
Esconde la Bemba que viene el matón
esconde la Bemba que viene
esconde la Bemba que
mataron al negro Bembón.
Por historias como esta, y por muchas más, es que se vive la musica afroantillana...
okis Omarlorenzo