Cuando niño, Los DOMINGO salía al patio y de lejos se oían esas canciones: los jíbaros. Los cinco pares de cuerdas del cuatro, las décimas encadenadas, la voz tan nuestra, nos borraba las distancias con ese Borinquen al otro lado del mar.
La música jíbara es además un testimonio de los ires y venires de las canciones y los ritmos del Caribe.
El compositor puertorriqueño Rafael Hernández, popularmente conocido como 'el Jibarito', se configura como uno de los más importantes personajes de la música latinoamericana de todos los tiempos.
Fundador del afamado Trío Borinquen (1927), así como del creador de canciones como "Lamento borincano", "Capullito de alhelí", "Desvelo de amor", "Silencio", "Cachita", "No me quieras tanto", "Preciosa", "Lo siento por ti", "Enamorada", "Campanitas de cristal", "Perfume de gardenias", “Payaso”..., y un sin fin de títulos más que, sin duda alguna, todos hemos escuchado alguna vez.
Más tarde viajó a La Habana para dirigir a la Orquesta del Teatro Fausto. En 1927, regresa a
Nueva York donde creó, junto a Salvador Ithier y Manuel Jiménez (conocido como “el Canario Jiménez”), el Trío Borinquen. De aquella época de Oro surgieron éxitos como “Me la pagarás”, “Estrella”, “Adiós para siempre” y “Payaso”. Con esta agrupación, el nombre de Rafael Hernández comenzó a popularizarse, una popularidad que alcanzaría la cúspide (fue considerado el mejor trío musical de América) en el año 1930 con la creación del conocido bolero “Lamento Borincano”.
EL JIBARITO DE LARES
Y es que en los ritmos jíbaros – el seis y el aguinaldo – la tierra natal duele: el campo abandonado, la ciudad perdida. Por ello es un himno en este lado del Caribe la canción de Odilio González, ‘Mi jibarita mimada’: “Sufrí despiadadamente/ al salir de mi tierruca / el país donde se educa / nuestro jíbaro insolvente / yo volveré sonriente / a que sus manos me hinquen / a contemplar cuando brinquen / los becerros en la jalda / pues por seguir a una falda / ayer deje a mi Borinquen”.
Odilio González Arce comenzó a improvisar décimas durante su niñez.
Su suerte comenzó a cambiar a raíz de ser descubierto por el cantante y empresario Pedro "Piquito" Marcano. Éste lo incluyó en una caravana artística que llevó al Teatro Puerto Rico de Nueva York, en 1958. Y, para presentarlo con un toque de emotividad ante el público, le estampó el remoquete que lo acompañaría por el resto de su vida: "El Jibarito de Lares".
Poseedor de una de las voces más raras y bonitas del pentagrama popular puertorriqueño, Odilio González constituye una leyenda viviente dentro de la denominada canción de vellonera.
En la década de 1970, emprendió otra fructífera etapa con la compañía Velvet. Sus éxitos discográficos fueron tantos y tan resonantes que escenarios de República Dominicana, Colombia, Ecuador y Venezuela, reclamaron su presencia . En estos países alcanzó categoría de ídolo.
“Llego un jibaro a San Juan / que había estado en Nueva York / ya no hablaba en español / y el inglés era fatal / todo lo encontraba mal / y extrañaba hablar hispano / se mostraba muy ufano / de comprar en la malqueta / y hablaba el jíbaro con letra / con acento americano / Y ese jíbaro se olvida / que esta tierra le dio abrigo / y que aún lleva consigo / los recuerdos de por vida / Cuando su vieja querida / con esfuerzo sobrehumano / le bendijo entre sus manos / pequeñito jincho y feo / y aun con la mancha de guineo / tiene acento americano / Ya no menciona el batey / pues partió con su vil maldad / y ahora habla de la yalda / y lo que gusta okey”.
EL JIBARITO de "LA MANCHA DE GUINEO”
La Historia increíble de uno de los Soneros más pequeños (11 Años de edad), que solo grabo un LP en el Año de 1973 con el sello COCO RECORDS INC. llamado “CANTO A BORINQUEN”. Es una verdadera joya de la música caribeña, incluye canciones como "Canto a Borinquen”, “Un jibaro en San Juan” y “Payaso”, que son temas muy de barriada.
LA SIGUIENTE HISTORIA , TOMADA PERIODICO EL UNIVERSAL DE CARTAGENA COLOMBIA
El angelito de la “mancha de guineo” Escrito por Ernesto Armenteros D.
Nació en Barranquilla el 19 de marzo de 1965. Es Comunicador Social-Periodista, egresado de la Universidad Autónoma del Caribe de Barranquilla.
Cuando tenía ocho años (1973) escuché por primera vez “Un jíbaro en San Juan”. El bus del colegio donde yo estudiaba (Universidad Libre Carlos M. Palacio) pasaba todos los días por el bar “El Boricua”, que estaba en la calle 30 con carrera 29 en Barranquilla, en pleno barrio Rebolo, uno de los sitios más tradicionales de aquella época.
En ese estadero (ya no existe), se escuchaba la mejor salsa brava de “Curramba”. Esos fueron los primeros temas que escuché de la llamada “música jíbara”.
Mi oído se fue acostumbrando a ese ritmo puertorriqueño, que en ese entonces tenía a un selecto grupo de seguidores. En ese tiempo la consideraban música de esquineros (tomadores de cerveza), drogadictos y vagos.
Pero volviendo al tema “Un jíbaro en San Juan”, cantado por Miguelito, un niño puertorriqueño que falleció trágicamente al ser atropellado por un vehículo, me llamó poderosamente la atención, y lo recuerdo como si fuera ayer, una frase de la letra donde citan a “la mancha de guineo”.
No sabía que significaba la “mancha de guineo” que años después el Gran Combo de Puerto Rico la volvió a citar en el tema “el Jíbaro listo” cuando dice Charly Aponte: “ya no soy el jíbaro aquel, ¡miren! de la mancha de guineo, pues ahora yo me codeo con Eddie y con Rafael”.
Bueno, eso quedó ahí y nunca se me dio por investigar el significado de la “mancha de guineo”. Cierto día, hace como cinco años atrás, estaba escuchando música y se me dio por colocar el tema “Un jíbaro en San Juan”.
Mi hija Rosmery, quien heredó el gusto por la salsa, le llamó la atención la voz del niñito, y me preguntó, “¿papi, quien canta ahí?”. Yo le contesté que era Miguelito de Puerto Rico. Pero lo que me dejó “helado” fue la siguiente pregunta de mi hija: ¿papi, qué es la mancha de guineo?”.
Como decimos los costeños “me ponchó”, pues no supe que contestarle. Esa pregunta me la hacía yo cuando yo era niño y nadie me la pudo contestar. Ahora se repitió la misma historia.
Quedé con la “espinita” y me dediqué a investigar. En el fondo yo sabía que era algo del vivir de los puertorriqueños, algo de ellos, de sus tradiciones y costumbres, pero no sabía su connotación.
Ese mismo año estando en el parque de Villa Country, en la cancha de baloncesto del Club Los Cachorros, jugando basketball, se me acercó un señor con un balón en la mano y me invitó a jugar. Noté que su acento era de otro país. Le pregunté de dónde era y él me contestó “soy de Puerto Rico y estoy pasando una vacaciones donde unos parientes ”. Le volví a preguntar ¿usted es de San Juan?, Y él me contestó “no, de la población de Lares”.
Inmediatamente me acordé que a Odilio González, que hizo famoso el tema “Mi jibarita mimada” le dicen el “jibarito de Lares” y le dije ¡ah!, usted es de la tierra de Odilio González; y de inmediato a ese señor se le iluminó el rostro y me dijo emocionado “chico como tú sabes todo eso”, a lo que yo le respondí, aquí en Barranquilla se oye todos los días la música de Odilio González, también la de Germán Rosario, José Miguel Class, el Indio de Bayamón, Ramito y otros.
“¡Todos los días!”, preguntó el puertorriqueño. Dije sí, todos los días. “Allá ya casi ni se oye esa música, salvo en la época de navidad”, aseguró. Tal fue la emoción del boricua que nos olvidamos de jugar baloncesto. Nos quedamos hablando de música y fue cuando me acordé lo de la “mancha de guineo”. Aproveché entonces para preguntarle al respecto.
Me dijo que eso era una frase un poco peyorativa que le dicen a los campesinos (jíbaros) puertorriqueños porque el guineo verde (banano o platanito en Cartagena) mancha la ropa y es una marca que le queda a la gente del campo. Agregó que los puertorriqueños llevan “la mancha de guineo” con orgullo. Y por fin supe de qué se trataba la famosa “mancha de guineo”.
A través de este blog quiero hacerle un homenaje a la memoria de Miguelito, quien en vida nos deleitó con su talento. Los temas que se escucharon de él fueron “Un jíbaro en San Juan” y “Canto a Borinquen”.
La historia de Miguelito es increíble. Su nombre de pila fue Miguel Angel Sánchez, que trabajaba como embalador de zapatos en el Aeropuerto de San Juan . Vivía en el caserío Manuel A. Pérez y tenía nueve hermanos.
Siempre le gustó el canto. Su voz dulce causaba mucha admiración entre los viajeros que llegaban al aeropuerto.
Un día el productor norteamericano Harvey Averner, que iba a viajar a Ponce, estando en el aeropuerto escuchó a Miguelito cantar y quedó impresionado con su voz. Como él no habla español y Miguelito hablaba inglés tuvo que utilizar a una azafata como intérprete para conseguir un contacto con el joven.
El sueño de este niño de 11 años se hizo realidad con Avener, el dueño del sello Coco Music. Grabó un disco de larga duración donde participaron como músicos nada menos que Papo Lucca (piano y arreglos), Nelson Feliciano y Kito Vélez (trompetas) y Mike Marrero (timbales), entre otros. Pero un fatal accidente, del que no se registran muchos detalles, le truncó la vida y una carrera que pintaba ser brillante en la música. Que Dios guarde al angelito de “la mancha de Guineo”.
Por eso – cuando el barrio está tan lejos – esas voces nasales, ese cuatro hiriente, nos vuelven a las madrugadas del patio y a punta de música jíbara somos felices, otra vez.
Okis de
Omarlorenzo